21 de diciembre de 2016

"No soy vegano por tu culpa"



«El Error Fundamental de Atribución. Este error consiste en pensar que los demás hacen las cosas porque son como son, por disposiciones o factores de personalidad, mientras que nosotros las hacemos influidos por las circunstancias. Muy resumido, cuando alguien hace algo malo diríamos por ejemplo que lo hizo porque es un egoísta; si la misma cosa la hacemos nosotros diríamos que fue porque estábamos cansados y habíamos dormido mal.» ~ Richard Nisbett


Ocasionalmente aparece alguien en los foros proclamando que no había podido tomar la decisión de hacerse vegano debido a que se había encontrado con veganos que eran "rudos", "antipáticos", "agresivos", u otros calificativos similares, y achacaba a esa circunstancia el motivo por el que decidía rechazar el veganismo.

Me gustaría exponer algunas observaciones breves sobre esa alegación.

Es probable que haya miles de veganos en el entorno de la persona que hace esas declaraciones. Resulta muy difícil de creer que todos ellos en general sean rudos, antipáticos o desagradables. No hay nada intrínseco al veganismo que fomente la rudeza y la antipatía. El veganismo simplemente postula que no debemos explotar a los animales. Es un mensaje de respeto moral y no-violencia.

Por supuesto que pienso que los veganos no deberían mostrarse desagradables o a agresivos hacia otras personas cuando difunden el veganismo. Siempre he defendido la comunicación noviolenta como paradigma del activismo. Si bien, cada persona tiene su propio carácter y no es factible pretender que todos los veganos sean siempre el colmo de la simpatía. No obstante, a menudo parece a un vegano se le juzga bajo un baremo diferente y más estricto que a otros. Quizás me equivoque pero mi impresión es que los veganos en general suelen estar dispuestos a hablar cordialmente con otras personas que sean receptivas a dialogar. 

Por otra parte, no es razonable pretender una conexión entre la validez del veganismo y el comportamiento social de algunos veganos. Que algunos veganos se muestren antipáticos puede suponer un motivo razonable para evitar el contacto con esos veganos, pero no es una razón que justifique rechazar el veganismo. ¿Acaso nuestra posición moral respecto de la violación, la esclavitud, o el abuso infantil, depende de la antipatía o la simpatía que nos muestren los activistas y partidarios de rechazar la violación, la esclavitud y el abuso infantil?

La función principal de los activistas no es tanto ayudar a quien haya tomado ya la decisión de ser vegano —que también lo sería— sino que consiste sobre todo en motivar a la gente que nunca piensa en la explotación animal como un problema moral a que se cuestione esta situación y a que conozca la injusticia del especismo. que reside en nuestra relación con los demás animales. Una vez que la persona toma conciencia entonces la responsabilidad recae ahora sobre ella misma.

Yo me hice vegano hace ya casi diez años sin interactuar directamente con nadie vegano; sólo acudiendo a la información que encontré dispersa en libros y en internet. Me hice vegano motivado por mi deseo de no hacer daño a los animales y descubrí entonces que podíamos vivir sin explotar animales y que esta explotación era un daño que no se podía justificar desde un punto de vista moral. Toda la información necesaria para conocer las razones que fundamentan el veganismo, y los medios para llevarlo a la práctica, son fácilmente encontrables si uno tiene interés al respecto. Si quien disponiendo de esta información decide no hacerse vegano no puedo creer que sea por culpa de la conducta de otros veganos. La motivación proviene de uno mismo, de si tenemos una preocupación moral por los animales. Que los veganos que nos encontremos nos resulten antipáticos o simpáticos no tiene ninguna relación con nuestra preocupación moral por los animales y nuestro deseo de evitar infligirles daño.

El veganismo no es un club ni es una comunidad ni menos aún es alguna clase de "secta". No es una asociación en la que entras a formar parte. El veganismo no trata sobre los veganos; trata sobre nuestra obligación moral de respetar a los demás animales y no cosificarlos como recursos para los humanos. Si nos importan los animales, si consideramos que los animales poseen un valor moral, entonces nos sentiremos atraídos hacia el veganismo, de la misma manera que si nos importan los seres humanos entonces comprenderemos que la esclavitud es inaceptable.

Dejando a un lado la posibilidad de que se trate de una mera excusa sin fundamento, pienso que si alguien decide no hacerse vegano porque supuestamente algunos veganos se mostraron antipáticos, esto significa que no ha comprendido lo que es el veganismo y quizás lo ha confundido con un club social. Si nos importa respetar los intereses de los animales entonces decidiremos dejar de explotarlos. Que existan algunos veganos antipáticos resulta del todo irrelevante a la hora de tomar esta decisión.

Lamento de veras si alguien encuentra que mi exposición es ruda, agresiva o desagradable. No es en absoluto mi propósito el molestar a nadie de forma deliberada. Pero los animales no tienen culpa de mi conducta y no considero que deban pagar con sus vidas el hecho de que yo le resultara antipático a alguien.


13 de diciembre de 2016

Asesores de la explotación animal



Siguiendo la exposición de Sergio Greif podríamos clasificar a los animalistas, según sus posiciones ideológicas, en dos grupos: los partidarios de la «Liberación Animal» y los partidarios del «Bienestar Animal» —los defensores de la liberación animal y los asesores de la explotación animal. 

Los primeros defienden que los animales no humanos sean liberados de nuestra opresión, es decir, que dejen de ser considerados como "seres inferiores", y como objetos y recursos para beneficio humano. Postulan que los animales sean considerados como sujetos de derechos y sea abolido su estatus de propiedad. Asimismo promueven el veganismo como un imperativo moral. A nivel activista, hay diferencias de opinión sobre la manera adecuada de conseguir liberar a los animales, pero el activismo educacional es una de las opciones más apoyadas y es la que yo considero como la más apropiada.

Los segundos defienden que los animales sean tratados de forma compasiva o humanitaria. No defienden que los animales dejen de ser propiedad humana sino que defienden que sean tratados de forma más humanitaria. Se oponen al 'maltrato' pero no a la explotación y esclavitud de los animales no humanos. Los bienestaristas defienden que la explotación animal sea reformada legalmente y, en ocasiones, que se prohíban algunos determinados usos que consideran 'crueles'. Los bienestaristas no pretenden ninguna revolución del paradigma actual sino que sólo pretenden una modificación de la tiranía que los humanos ejercemos sobre los otros animales.

No importa cómo te audenomines a ti mismo. Lo que importan son tus palabras y acciones. Si tus palabras y acciones son soporte para la explotación de los animales entonces no defiendes su liberación.

No nos dejemos engañar por título del conocido libro de Peter Singer: Liberación Animal. Lo relevante al final son las ideas y las acciones; no las etiquetas. Ese libro, aunque denuncia el especismo, al mismo tiempo defiende la posición del 'Bienestar Animal' y está basado en la filosofía del utilitarismo. El propio Singer explica en el prólogo de este libro que él estuvo influido al titularlo por expresiones como 'liberación de las mujeres' y denominaciones similares que se pusieron muy en boga durante la década de los 70 del siglo XX cuando lo escribió. Pero la elección no fue acertada que ya Singer no defiende que los animales sean liberados de la dominación humana —no defiende su emancipación— sólo propone una reforma en la manera en que esclavizamos a los demás animales.

En el grupo de los asesores encontramos a grupos animalistas como es el caso de Mercy For Animals y también IgualdadAnimal. Estos grupos se dedican a asesorar sobre la forma "correcta" de explotar a los animales, que ellos consideran que sería la que no cause sufrimiento o el menor sufrimiento posible.

En una reciente noticia aparecida en la publicación Sin Embargo vemos un ejemplo notorio que ilustra la posición bienestarista:

«Por su parte, Mercy for Animals pide firmar aquí para solicitar a las autoridades que fortalezcan las leyes, protejan a los animales y aseguren que sean insensibilizados antes de que se les corte la garganta.»

Aquí comprobamos que los bienestaristas actúan como asesores de la explotación animal. No estoy usando ninguna figura retórica cuando digo que son asesores. Los bienestaristas son literalmente asesores de la explotación animal. Ellos están a favor de la explotación de los animales, y colaboran en que ésta se mantenga, aunque les preocupa el sufrimiento que les causamos y pretenden reducirlo. Si bien, como veremos ahora, el bienestarismo no ayuda a reducir ese sufrimiento ni a evitarlo.

«La organizaciones Igualdad Animal y Mercy For Animals denunciaron en un video que empleados de al menos 21 rastros en México utilizan métodos inadecuados y crueles para matar ganado. La agrupaciones señalaron que la tortura va desde choques eléctricos en los ojos hasta puñaladas. Por ello, llamaron a reforzar las leyes y a manejar de manera correcta la matanza de animales en los rastros.»

En otra campaña similar, la directora de 'Igualdad Animal México' denuncia que la normativa legal no se cumple en los mataderos y exhorta a que los animales sean asesinados cumpliendo con lo que dice la ley de 'Bienestar Animal'. Por tanto, 'Igualdad Animal' funciona en la práctica como una asesoría para los explotadores institucionales y así la gente pueda estar tranquila sabiendo que los animales supuestamente son asesinados sin dolor.

Lo que hacen los grupos bienestaristas al difundir ese tipo de medidas no es ayudar a los animales —que seguirán siendo agredidos y asesinados igualmente— sino que están reforzando la idea de que si los animales sufren menos, o no sienten dolor en el momento de matarlos, entonces es aceptable usarlos de comida. Lo que hacen al promover esa medida es reforzar el mito de que puede haber una explotación humanitaria. Pero se trata sólo de eso: de un mito.

En primer lugar, no contamos con ningún dato que avale la idea de que el sufrimiento es menor con estas reformas. No hay ningún cálculo objetivo que explique cómo se supone que reduce el sufrimiento. Nada. En cambio, los informes de los expertos independientes señalan que los animales esclavizados continúan padeciendo toda clase de tormentos en los nuevos tipos de jaulas y que no sería objetivo afirmar que su bienestar sea mejorado gracias a las reformas del 'bienestar animal'.

Los bienestaristas muestran inadvertidamente con sus investigaciones que esas leyes de 'bienestar animal' en verdad no protegen ningún bienestar real y que su contenido consiste sistemáticamente en vulnerar los intereses básicos de los animales para el beneficio humano: su interés en continuar existiendo, su interés en evitar el daño, su interés en no estar sometidos a la voluntad ajena.

Nos encontramos con el asburdo de que los bienestaristas reconocen que estas leyes no funcionan para proteger a los animales y se incumplen sistemáticamente en la abrumadora mayoría de los casos !pero insisten en defenderlas a pesar de todo!, a pesar de la toda evidencia del fracaso del 'Bienestar Animal' como presunta estrategia para beneficiar a los animales explotados.

Lo que sí consigue la posición bienestarista es perjudicar el trabajo que hacemos en favor del veganismo, porque el bienestarismo refuerza la creencia de que está bien explotar animales si no se realiza de forma cruel, que es precisamente lo que buscan los explotadores institucionales con esta propaganda. Gracias al apoyo de los grupos bienestaristas, los explotadores institucionales se presentan ante el público como compasivos y humanitarios con los animales. Esto no ayuda a los animales, sólo ayuda al beneficio de la explotación animal como actividad económica; agravando y perpetuando así el sufrimiento de los animales.

Según se publica en el medio 
Vanguardia: «Organizaciones exigen que el maltrato y la tortura registrada en los rastros y granjas en México sea considerado como un delito que se castigue con cárcel, para así garantizar un trato digno para los animales.»

Esto es, según las organizaciones bienestaristas matar a los animales para servirnos de comida es compatible con darles un 'trato digno'. Usarlos como recursos es compatible con darles un 'trato digno'. ¿Estaríamos de acuerdo en hablar así si se tratara de seres humanos?

En la misma noticia, la directora de 'Igualdad Animal México', Dulce Ramírez, declara que ellos buscan que los animales queden inconscientes antes de matarlos:

«Mientras los animales sigan siendo asesinados para convertirse en comida, lo menos que podemos hacer es asegurarnos de que estén inconscientes antes de que los abran a puñaladas o los sumerjan en tanques de agua hirviendo […] Es momento de fortalecer las leyes en México para ayudar a prevenir este tipo de crueldad en contra de los animales. Esta es una medida de sentido común, urgente y necesaria, que aliviaría en gran parte el sufrimiento de millones de animales al año»

¿Lo menos que podemos hacer es asegurarnos de que las víctimas estén incoscientes en el momento de matarlas? ¿Y cómo se supone que van a conseguir eso? ¿Van a estar los bienestaristas vigilando en cada ejecución de cada matadero del país asesorando a los matarifes? Además, ¿qué sucede con todo lo anterior a la ejecución? ¿Acaso los animales no padecen toda clase de coacciones y agresiones contra su integridad física?

Si nos fijamos, nos daremos cuenta de que la preocupación bienestarista por el sufrimiento se centra sólo en determinado grado de sufrimiento. Por lo general, un grado bastante alto. Si el sufrimiento no llega a ese nivel entonces deja de preocuparles. Sin embargo, no podemos justificar moralmente ningún sufrimiento infligido a los animales motivado por su uso como recursos para los humanos. El uso de animales incumple todos los principios éticos básicos y, además, ni siquiera se puede excusar apelando a la necesidad, ya que no necesitamos consumir animales para vivir y tener buena calidad de vida.

Las leyes anti-crueldad no sirven para proteger a los animales, porque no se crearon para proteger los intereses de los animales sino que su función consiste en proteger la eficiencia de la explotación animal. Todos los partidarios de la explotación animal están a favor del 'Bienestar Animal', porque saben bien que esto favorece sus intereses, y no los intereses de los animales que explotan.

Este fracaso del "Bienestar Animal" como supuesta herramienta para proteger a los animales ha sido analizado detalladamente en su trabajo por el profesor Gary Francione, quien explica que esta aparente preocupación por el bienestar de los animales está en realidad motivada por la preocupación real acerca de la eficiencia de la explotación animal. Estas leyes persiguen como objetivo que la explotación de los animales mejore en su productividad y rendimiento económico. Pero si ese rendimiento puede continuar adelante sin acatar dichas leyes esto será lo que suceda. A los responsables de esas leyes no les preocupará que se incumplan mientras la explotación funcione adecuadamente, porque el objetivo del 'Bienestar Animal' no es proteger a los animales —si así fuera comenzarían por oponerse a su explotación— sino proteger el bienestar de la industria y aliviar la conciencia de sus consumidores.

La propia organización IgualdadAnimal al comienzo de su vida denunciaba el Bienestar Animal" que ahora apoya y promueve; tal y como se puede ver, por ejemplo, en este artículo del año 2007 titulado «Reformar la esclavitud como forma de perpetuarla: el caso del consumo de carne de ternera». No hay un solo dato que indique que la situación haya cambiado desde entonces. Los bienestaristas simplemente han decidido apoyar una estrategia que saben que no ayuda  a los animales, pero que saben que les proporciona ingresos económicos para financiar sus sueldos.

Los bienestaristas descubrieron que mucha gente prefiere dar dinero a organizaciones antes que tener que cambiar sus hábitos y costumbres. Descubrieron además que mostrando imágenes de granjas y mataderos industriales aumentaba la demanda de gente dispuesta a dar dinero para que se terminara con la crueldad hacia los animales. Así han creado un lucrativo negocio.

En última instancia, los bienestaristas proponen como opción —no como obligación moral— que no comamos animales porque entienden que ésa sería la 'mejor' manera de evitar el sufrimiento de los animales. Pero ellos no están en contra de la explotación, sólo están en contra del sufrimiento:

«Por favor, firma la petición para instar al Gobierno federal a que sea un crimen matar a los animales mientras estén aún conscientes y puedan sentir dolor. [Hacerlo] sería un paso en la dirección correcta, pero en última instancia, la mejor manera de que los individuos compasivos protejan a los animales de granja de la crueldad y el sufrimiento innecesario es simplemente dejarlos fuera de nuestros platos”, exhortó a la sociedad en general.»

Los bienestaristas consideran que explotar animales no es intrínsecamente inmoral, y sólo les importa la manera en que lo hagamos. Su ideología se basa en el utilitarismo, y esta filosofía postula que sólo importa reducir el sufrimiento y aumentar la felicidad en términos generales. Cualquier cosa que consiga ese objetivo es aceptable para el utilitarismo aunque suponga utilizar a los individuos como simples recursos y destruir sus vidas para lograr ese objetivo. Los bienestaristas llevan a la práctica esa filosofía en el contexto de la relación entre los humanos y los demás animales.

Los bienestaristas defienden que hay una formas 'mejores' que otras de explotar a los animales. Pero cualquier forma de explotación que supuestamente cause menos sufrimiento que otra ya es 'mejor', con lo cual el bienestarismo sirve para condonar cualquier forma de explotación siempre que podamos compararla con otra que supuestamente fuera peor. Y siempre podremos encontrar otra que sea peor en el sentido de conllevar más daño y sufrimiento a los animales. El bienestarismo no reduce el sufrimiento sino que lo agrava, porque favorece que los animales sean explotados de la peor manera posible para así poder proponer indefinidamente reformas para conseguir 'mejorar' la explotación, que en todos los casos será siempre violenta y brutal.

El bienestarismo existe dentro del mismo esquema mental que el especismo: ambas ideologías consideran que los demás animales son cosas —cosas que sufren— que existen para estar a nuestro servicio y disposición y que carecen de personalidad moral y derechos inalienables. Nada de esto tiene que ver con respetar y defender a los animales. Esto es defender que los animales sigan siendo explotados. Los bienestaristas son los asesores de los explotadores institucionales. Son los colaboracionistas de la opresión sobre los animales.

Hay una perspectiva moral diferente y opuesta a la del utilitarismo/bienestarismo: la filosofía de los Derechos Animales. Según esta filosofía, dejar de consumir animales no es la mejor opción; es la única. Ante la explotación animal dejar de consumir animales es la única manera de respetar a los demás animales. Por la misma razón que ante la esclavitud humana, dejar de esclavizar a seres humanos no es 'la mejor manera'; es la única manera de ser respetuosos con los seres humanos. Dentro de esta filosofía se encuentra su base fundamental que es el veganismo.

Podemos elegir entre trabajar por liberar a los animales de la opresión o podemos elegir apoyar que sigan siendo explotados bajo leyes que dicen que son tratados de forma 'humanitaria'. Pero antes de elegir deberíamos tener claro que apoyar el 'Bienestar Animal', apoyar la regulación de la esclavitud animal, no puede ser coherente ni compatible con la primera opción.