22 de abril de 2013

La comunicación es una cuestión moral




Dentro del activismo, una de las cuestiones más consideradas y debatidas es cómo conseguir que el mensaje y las ideas lleguen a ser asimiladas en las conciencias de las personas a las que está dirigido dicho mensaje. Esta preocupación no es exclusiva en el ámbito animalista, sino que también aparece dentro de otros movimientos sociales. ¿Cómo conseguir que la gente comprenda lo que decimos, y tenga una actitud receptiva? En la respuesta a esta pregunta reside la esencia de la educación y la comunicación efectiva.

En esta entrada quisiera compartir tres enfoques relacionados, sobre esta cuestión, con sus respectivos vídeos y comentarios. Espero que os resulten de interés y utilidad.

En el primer enfoque, tenemos al astrónomo y divulgador científico Phillip Plait, quien, alarmado por la creciente agresividad en la forma en que los activistas en favor del escepticismo se dirigían a otras personas que no compartían las mismas ideas, expone una crítica muy certera al respecto en la que explica por qué la hostilidad sencillamente no funciona como forma de convencer. Aquí se puede ver el vídeo:




Sin embargo, el discurso de Plait no está tampoco exento de errores, a mi modo de ver. Por ejemplo, no parece adecuado que el título incluya un evidente insulto ["dick" significa algo así como imbécil en inglés] cuando está reclamando precisamente que debemos ser respetuosos ante todo. Me resulta bastante incoherente con el mensaje que expone. Comportarnos de manera indebida no implica que seamos imbéciles sino que es algo que puede tener diversas causas que deberíamos entender antes si realmente queremos cambiar de actitud. Por eso, me parece un lema evidentemente inapropiado.

Por lo demás, coincido sustancialmente con el mensaje. Aunque la razón para ser respetuoso unos con otros no es sólo que nos convenga a nosotros para hacer un mensaje más accesible, sino que todos merecemos respeto por nosotros mismos sin importar cuál sería nuestra utilidad para otros.

Es decir, el otro problema de fondo en la perspectiva que expone Phillip Plait es que nos encontramos con un enfoque puramente instrumental. Es decir, aconseja mostrarse amable con las personas que nos resulten necesarias para alcanzar el objetivo que nosotros pretendemos conseguir.

Pero si debemos comunicarnos respetuosamente con los demás es en primer y más importante motivo porque todas las personas merecen respeto por sí mismas. Todas. Independientemente de lo útiles o no que puedan resultarnos para conseguir nuestros fines. Este es el enfoque moral, que se sitúa aparte de la cuestión de la utilidad. De hecho, la ética consiste esencialmente en reconocer que los individuos poseen un valor intrínseco a ellos que no debe ser ignorado ni sacrificado por motivos de utilidad.

La comunicación, en todos sus aspectos, debe estar relacionada y supeditada a la ética. Pensar lo contrario es dejar paso a la arbitrariedad, el capricho, o la violencia. Y entonces ya no se trata de comunicación sino de otra cosa.

A no ser que entendamos y asumamos ese principio moral de respeto, quienes sólo tengan un punto de vista instrumental no dudarán en emplear la violencia, a través del odio, el insulto y la agresión física, en el momento en que sientan desprecio por nosotros o ya no les sirvamos para sus fines. Esto explicaría los problemas habituales que suelen darse a  la hora de comunicarnos con otros. Problemas motivados por la errónea idea de que el fin justifica los medios. La inmoral creencia de que intentar lograr algún objetivo nos legitima a utilizar cuales medios sean necesarios para conseguirlo.

Probablemente nadie explica este punto mejor que un activista como Gandhi, quien consiguió derrumbar el prejuicio de que la ética y la efectividad son dos categorías excluyentes:

«Son los medios lo único que tenemos a nuestro alcance. Sólo por ellos, a través de ellos, podemos pretender llegar al fin. Luego, son los medios los que determinan al fin y lo hacen realidad. No al revés. El fin no justifica los medios, no los santifica, no los legitima. Vuestra mayor equivocación es la de creer que no hay ninguna relación entre el fin y los medios. Esa equivocación ha hecho cometer crímenes innumerables a personas que eran consideradas como religiosas [virtuosas]. Es como si pretendieseis que de una mala hierba puede brotar una rosa.Los medios son como la semilla y el fin como el árbol. Entre el fin y los medios hay una relación tan ineludible como entre el árbol y la semilla. Se recoge exactamente lo que se siembra.»

La comunicación sólo puede ser realmente eficaz, y legítima, cuando tenemos claros nuestros valores morales. Y el más importante es el de que cada persona tiene un valor absoluto y merece un respeto inviolable. Eso nos incluye a todos y cada uno de nosotros sin excepción.

A mi modo de ver, mientras no rechacemos radicalmente la violencia —ya sea física, mental o verbal— el mundo no va a cambiar esencialmente en nada, porque todos los problemas morales a los que nos enfrentamos tienen su raíz, de un modo u otro, en la violencia.

Abogar por una forma cordial de relacionarnos con los demás no dejaría de ser en el fondo de ser hipocresía y falsedad, si no interiorizamos en nosotros los valores de respeto y no-violencia.

La razón por la que debemos ser respetuosos y comunicativos con los demás no es meramente instrumental, sino moral. Todas las personas merecen, por sí mismas respeto y no ser objeto de violencia. Todos merecemos respeto como seres sintientes que somos, por nosotros mismos. Sin importar la utilidad que tengamos para otros.

El hecho de dirigirnos a una persona o público determinado supone que es aceptable modificar razonablemente la forma de nuestro discurso con el fin de hacerlo más comprensible. Pero no así el contenido; el cual no se debería tergiversar o manipular para hacerlo más próximo a la forma de pensar de cada uno. Especialmente cuando lo que se pretende no solamente es informar sino también provocar un cambio de conciencia. Y esto no se va a conseguir si decimos a la gente lo que quiere oír, o nos limitamos a repetir lo que ya piensan.

Por otro lado, a veces se piensa que no tiene sentido emplear el término en hablar con otros o en difundir información porque no van cambiar de forma de pensar. Pero se trata de un error creer que las personas no cambian. Porque es un hecho que sí lo hacen. No sólo individualmente, sino también a nivel generacional. Es por eso que mucha gente ya no cree que la Tierra sea plana, ni creen que esté bien el esclavizar a seres humanos.

Debatir, dialogar, nunca es una pérdida de tiempo si existe un mínimo de cordialidad e interés. Debatir ayuda a muchos a cambiar y mejorar, y puede ser también una forma de mejorar nuestra práctica de educar a los demás.

Es necesario para conseguir la liberación animal que la gente comprenda el problema y se ponga de parte de la justicia. Necesitamos que rechacen el especismo y se hagan veganos por decisión propia. 

Lo que no necesitamos en absoluto es provocar más hostilidad e incomprensión de la que ya existe en contra de la idea de los Derechos Animales. Es importante, a mi modo de ver, escoger las palabras y el momento adecuado. Aunque para quien le dé igual la reacción de la gente a la forma de difundir un mensaje entonces obviamente esta reflexión carece de interés.

Es por eso que la confrontación con las personas nunca puede ser positiva. Porque lo habitual cuando nos enfrentamos a otras personas es que ellas reaccionen de la misma manera, o, en el mejor de los casos, simplemente nos ignoren. Y en esta categoría incluyo también a las empresas, que no dejan de ser un colectivo de individuos. Las empresas que explotan a los animales nohumanos no son la causa del problema. Las empresas simplemente demandan lo que la gente pide, y son un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Por coherencia, un movimiento de Derechos Animales debe estar basado en la noviolencia y focalizado, tanto por ética como por efectividad, en la concienciación de la sociedad.

Otra cosa diferente es confrontar las ideas, las actitudes o las acciones. Estoy de acuerdo en que debemos ser muy claros y firmes en la crítica al especismo y a la explotación de los animales. Pero eso no es incompatible con respetar a las personas y con evitar acciones que pueden ser interpretadas como ataques o acosos. Estoy de acuerdo en la confrontación directa de las ideas, de los prejuicios. Una confrontación basada siempre en argumentos y razones. Pero nuestra relación con las personas debe ser lo más cordial posible.

Debemos respetar a las personas porque todas ellas merecen siempre un respeto básico, y porque la única manera efectiva que tenemos de cambiar las cosas es concienciar y convencer a la gente para que por sí misma actúe con responsabilidad y cambie sus actitudes. No veo que la confrontación pueda conseguir esto. La confrontación sólo obtiene hostilidad o sumisión. Y no considero que ninguno de estos valores sean éticamente aceptables.

En conclusión, considero una buena iniciativa plantear estas cuestiones al debate. Independientemente de que estemos de acuerdo o no en ciertos temas, es bueno que podamos dialogar e intercambiar ideas. Sólo así podremos revisar y mejorar lo que pensamos y hacemos. Lo que está claro es que no podremos debatir sobre ningún tema si antes no aceptamos los principios básicos que deberían fundamentar cualquier diálogo civilizado.


Parafraseando a Phil Plait, me gustaría finalizar con esta reflexión:


No estamos en una guerra. No queremos aniquilar a ningún enemigo. Queremos persuadir a otros seres humanos. No necesitamos guerreros. Lo que necesitamos son activistas que conciencien y eduquen a otras personas.

Termino resumiendo lo más esencial:


* No debemos odiar ni insultar a nadie. Los problemas se pueden valorar y criticar sin despreciar a nadie. El odio y la agresión atentan con el valor inherente que posee toda persona.

* El problema de fondo está causado por determinadas ideas y actitudes que las personas adoptan; ya sea por educación, por inercia, por hábito. Y ese problema no se resuelve mediante el odio o el desprecio hacia esas personas, sino ayudando a que comprendan el error por sí mismas y motivarles positivamente a que cambien.


* Además, si el error que algunos cometen reside precisamente en su desprecio por otros animales entonces nosotros cometemos el mismo error al despreciarlos a ellos como personas a través del odio; en lugar de centrar nuestra crítica en las ideas y las conductas a través de la razón.

1 comentario:

  1. Este último año (2016) el veganismo se ha hecho más presente en los medios gracias al tipo de difusión que se ha estado imponiendo entre los activistas. UK, Australia, Israel, Canadá... Son líderes en este tipo de difusión respetuosa, empática y lógica.

    Por poner sólo unos pocos ejemplos:

    - ¨Bite Size Vegan" (US) es un blog y canal de youtube donde se desmenuza el veganismo en pequeños vídeos con un enfoque educacional.

    - "Earthling Ed" y "Banana Warrior Princess" (UK) son youtubers que realizan entrevistas callejeras a personas de a pie, mostrándoles mediante preguntas las contradicciones que se derivan de vivir inmersos en el especismo.

    - "Anonymous for the voiceless" (AUS, UK, CAN...) por su parte, plantea un activismo distinto. Varios activistas vestidos de negro y llevando máscaras de Guy Fawkes sostienen carteles que invitan a preguntarles la razón por la cuál están allí. Otros sostienen tabletas o pequeños monitores donde se muestran imágenes de granjas industriales y otras imágenes. Nada de gritos. Nada de megáfonos. Charlas de tú a tú con quien muestra interés y pregunta. Puede que en 2017 este tipo de activismo se introduzca en España. ¿Estamos listos para ello?

    Gracias por estos artículos. Son de gran interés.
    Un saludo.

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