18 de diciembre de 2012

Acerca de la violencia en un movimiento por la paz



Desde mi experiencia, en los años que llevo haciendo activismo por la promoción del veganismo, he llegado a la conclusión de que uno de los mayores problemas que enfrenta el movimiento es la falta de coherencia entre lo que debieran ser los principios de la filosofía de los Derechos Animales y la práctica de tales principios en el activismo.

Los principios básicos de los que hablo son simples y son los siguientes:

[1] La capacidad de sentir —la sintiencia— es el único criterio válido para determinar la inclusión de un individuo en la esfera de la moralidad.

[2] Los animales que poseen la capacidad de sentir son sintientes, por lo tanto deben ser considerados como pacientes morales, es decir, como éticamente relevantes.

Estos principios parecen simples pero las implicaciones que tienen sobre la forma en que debiéramos ver el mundo parece que pasan desapercibidas para la mayoría. La filosofía de los Derechos Animales se refieren a todos los animales sintientes, y no sólo a los no humanos.

Si de hecho los animales son sintientes y esto quiere decir que merecen ser aceptados como individuos con valor inherente, y si de hecho el ser humano es sintiente, entonces eso quiere decir que el ser humano también posee valor inherente y que no ha de ser tratado como un mero recurso, una cosa, una mercancía o, en última instancia, un simple medio para un fin. Que un ser tenga valor intrínseco viene a significar que es un fin en sí mismo y que no debemos ignorar ese valor para forzar sobre él otro valor de tipo utilitario.

En otras palabras, cuando yo esclavizo a una vaca para violarla y así embarazarla a la fuerza, le quito a su hijo para llevarlo al matadero y luego robo la leche que su cuerpo produjo para ese hijo que le arrebaté, entonces estoy haciendo a un lado el valor intrínseco tanto de aquella vaca como de su hijo para imponer tan sólo el valor utilitario que implica lucrarme con ellos —o en última instancia, el valor utilitario de mi paladar disfrutando con el sabor de sus cuerpos o secreciones.

Si aceptamos que está mal hacer lo anterior, entonces igualmente debe estar mal ignorar el valor inherente de un ser humano para tratarlo sólo como un medio para un fin.

Cuando un activista agrede a otro ser humano —aunque sólo sea verbalmente— está tratándolo como un simple recurso. Puede que este humano sea usado como un medio para hacer catarsis, una actitud bastante extendida en el movimiento aunque la mayoría de los activistas no lo reconozca así. A menudo, estas actitudes violentas, agresivas, son realizadas "en nombre de los animales".

Entonces, cuando hacemos algo en nombre de los animales —"por los animales"— parece que todo es válido y posible. Puedes insultar a alguien, amenazarle, golpearle, o destruir su propiedad privada; y dado que lo has hecho "por los animales" no hay activista en el mundo que pueda decirte algo o será tachado de traidor a la causa, o tal vez de burgués o divisionista.

El asunto es que las personas que adoptan estas actitudes de agresividad en contra de otros humanos, típicamente caracterizados como explotadores de animales, no atinan a reconocer diversas incoherencias en su pensamiento. A saber:

Si eres violento con otro humano "en nombre de los animales" estás precisamente viendo al humano como un medio para un fin, siendo este fin la supuesta liberación animal. En este sentido, "por los animales" todo vale y cuando dejas atrás la consideración por los así llamados explotadores de animales ya no es posible ponerle límites a lo que un activista puede hacer. La justicia no puede ser justicia-a-medias o deja de ser justicia.

Los así llamados explotadores de animales no son sólo los carniceros, los vivisectores o los dueños de las empresas de la industria animal sino que además lo son todos aquellos que consciente o inconscientemente participan de la explotación de los demás animales para su beneficio o satisfacción. Si nuestra madre —o nuestro padre— se rehúsa a ser vegana entonces claramente es una explotadora de animales. Y si pensamos que es aceptable insultar, amenazar o dañar la propiedad de los explotadores entonces debemos insultar, amenazar o destruir la casa de nuestra madre —la misma casa donde probablemente algunos activistas aún viven. Si no lo hacemos es porque sentimos un apego especial por nuestra madre —a diferencia de con el vivisector— que nos impide hacerle daño. Pero la justicia no puede estar basada en el apego emocional que yo tenga con un individuo en especial, porque entonces deja de ser justicia. O es para todos o no es justicia.

El veganismo es, al fin y al cabo, una llamada por la paz. Dado que los principios de los Derechos Animales nos dicen que ningún animal debe ser tratado como nuestra propiedad y que cada uno debe ser libre para vivir su propia vida —y no ser nuestra mercancía— entonces estamos diciendo que la violencia es injustificada. Si la violencia se justifica bajo algún medio entonces existiría una potencial razón para explotar a otros animales. Pero ésta no existe. El veganismo se fundamenta en la idea de que la violencia contra otro ser sintiente es injustificada y que ésta debe acabar.

Hacer una diferencia entre humanos y no-humanos, como si los Derechos Animales se aplicaran sólo a los segundos, es una actitud especista, quiera o no quiera aceptarse. El humano es un animal e indudablemente merece estar incluido dentro de los Derechos Animales. De no estarlo, entonces no estaríamos destruyendo la jerarquía sino sólo reacomodándola. Es más, los tipificados como explotadores de animales quedarían abajo en la nueva jerarquía mientras que los activistas por los animales quedarían arriba, obviamente, resguardando el statu quo. Esto es evidentemente indeseable —además de imposible en la actualidad— e incoherente con los principios que decimos defender.

Se vuelve evidente cuando profundizamos un poco en los discursos y argumentos de muchos activistas que validan la violencia contra otros humanos "en nombre de la liberación animal" que debajo se esconden la ira, la frustración y la impotencia por saberse limitados ante una empresa tan grande como es expandir la conciencia vegana. Pero no debemos dejarnos llevar por estos sentimientos —ni por la misantropía— porque al hacerlo estamos nuevamente viendo a los demás animales como un medio para un fin, el cual es descargar nuestras emociones, hacer catarsis, sentirnos bien con nosotros mismos, por ser "héroes de la Tierra", "luchadores por la libertad", y otras denominaciones poco humildes.

Además de aceptar que no existe un único movimiento animalista —pues no todas las organizaciones ni todo el activismo promueven lo mismo, es decir, no todos promueven la igualdad entre todos los animales, la ética de derechos, ni la adopción del veganismo como base para tal activismo— es la construcción de este movimiento en lo que debemos enfocarnos porque la industria de la explotación animal no se va a terminar mañana, lo que queramos o no, sea lo que sea que hagamos.

Si nuestra motivación es puramente emotiva y lo que pretendemos es librarnos de la rabia que albergamos en contra de los infames explotadores de animales —aunque no lo reconozcamos o lo sepamos— cuando me encamino rumbo al laboratorio de vivisección o a la granja de visones entonces estamos cayendo en la misma dinámica que sustenta la mercantilización animal. Estamos actuando no muy diferente de aquellos contra los que decimos estar en contra. Estamos tratando a los animales como un medio para el fin de desahogar nuestra angustia. Estamos en definitiva olvidando a las víctimas y actuando egoístamente.

Lo mismo ocurre cuando los activistas que practican la denominada "acción directa" se dedican a liberar animales esclavizados sin preocuparse por los mismos animales que liberan ni por las consecuencias directas para otros animales inocentes que dichas liberaciones puedan tener.

Por otro lado, incluso si tuviéramos un ejército de activistas no sería suficiente para derrocar la jerarquía humana sobre otros animales, destruir todas las industrias de explotación animal y además mantener ese orden a lo largo del tiempo. Y no sería deseable. No debemos reordenar los bloques de la pirámide; debemos desarmarla. 

Los veganos no somos especiales; no somos los protectores o los guardianes de los animales. Simplemente somos lo que la norma debiera ser. Somos personas comunes y corrientes que un día tomamos consciencia sobre la violencia y esclavitud a la que son sometidos los demás animales en la sociedad actual y decidimos que aquello estaba mal, que debía cambiar. Si nosotros lo hicimos, muchos más podrán. Debemos educarles, no provocar un conflicto con ellos, inútil y muchos veces contraproducente de cara a conseguir un mundo vegano.

El sentimiento de urgencia es comprensible. Siendo conscientes de la enorme cantidad de animales que sufre a cada segundo, sentimos a menudo que deberíamos hacer algo de inmediato. Y ciertamente podemos hacerlo, pero no a través de la ira, la frustración o la violencia. 

Es mejor que aceptemos algo de inmediato: para los animales explotados que padecen hoy, siempre llegamos tarde. Así como para los que murieron hace diez años atrás o para los que morirán mañana, siempre es demasiado tarde. Para ellos no existe la enaltecida liberación animal mientras permanezcan bajo el cuidado —léase dependencia— de un ser humano. Ellos siempre serán esclavos de alguna manera, aunque los tratemos bien.

Sin embargo, a pesar de esto, hay algo que podemos hacer para cambiar la situación. Dejar de traer esclavos al mundo y no apoyar la explotación animal. Revisemos cuales son nuestros principios. 

Primero; ningún animal debe ser tratado como nuestra propiedad. Los demás animales deben ser libres dueños de sus propias vidas. No los tratemos como meros recursos entonces, ya sean humanos o no.

Segundo; centremos nuestros esfuerzos en educar sobre veganismo. El veganismo no es sólo una fantasía que se dará en un mundo utópico y en un futuro lejano. El veganismo existe en el ahora. Cada vegano salva decenas de animales cada año. Cada vegano crea una estela de difusión del veganismo alrededor de quienes lo conocen. Esto es muy importante. La educación vegana es a la vez lo único efectivo que podemos hacer tanto para salvar a otros animales como para construir un movimiento sólido que finalmente acabe con la explotación animal.

Nuestro tiempo y nuestros recursos son limitados. No podemos hacerlo todo y no todo es eficiente ni coherente con los principios de los derechos animales. Debemos escoger, por lo tanto, lo más eficiente: educación vegana.

Tercero; los activistas que validan la violencia por la liberación animal argüirán que la "educación no es suficiente", que no basta o incluso que "no sirve". Este argumento se cae por sí mismo !dado que todos nosotros hemos cambiado gracias a la educación! Nadie nos está apuntando a la sien con un arma para que no comamos productos animales. Nosotros fuimos concienciados. El resto también puede serlo. Pero hay que propiciarlo. Cuando elegimos hacer otra cosa diferente, estamos escogiendo
no hacer educación vegana.

Los animales no pueden luchar por sus derechos y dependen de nosotros para que lo hagamos. La opinión pública lo es todo para ellos. Si la gente nos oye predicar no-violencia mientras practicamos la violencia, ¿qué pensarán? Nos desestimarán, y con nosotros al veganismo. Un movimiento por la paz debe no sólo predicarla, sino que debe vivirla.

Es ciertamente desafortunado que haya tantos activistas que no comprendan que la filosofía del veganismo y los Derechos Animales son ante todo una ética de no-violencia, y se comporten a veces de una manera inapropiada. Deseo sinceramente que recapaciten, como yo mismo hice aprendiendo de mis errores en el pasado.


16 comentarios:

  1. Muy buen artículo Luis, como siempre.

    Comporta todo los que dices en él. Sin embargo, a veces me da por pensar si en el futuro esta lucha no estará irremediablemente destinada a ser más encarnizada. Uno -claro está- siempre gusta de pensar que no, que sencillamente la concienciación irá en aumento, la demanda disminuirá y que el proceso se prolongará hasta la abolición absoluta. Pero por otra parte, fijándonos en la historia de la lucha contra la esclavitud de seres humanos, se observa que en prácticamente todos los casos fue necesario un enfrentamiento violento, incluso guerras civiles. Y todo por cuestiones económicas (como casi siempre), porque en los países y regiones donde la economía no dependía tanto de la mano de obra esclava, el proceso fue más “civilizado”. Si ocurrió eso siendo las víctimas seres humanos y estando su explotación limitada a ciertos sectores ¿qué no ocurrirá con la explotación de animales no humano, del que tantísima gente saca provecho?

    Seguramente no llegaremos a verlo, por lo que sólo nos queda desear que no sea así.

    Por otro lado, creo que todos los activistas deberíamos comprender -por duro que resulte- que probablemente no vayamos a poder degustar los frutos de esta lucha. Cuando la abolición y los derechos animales comiencen a ser una realidad palpable, seguramente nosotros no estaremos aquí para verlo. Pero creo que al mismo tiempo debemos entender que colocar unas bases lo más sólidas posibles para las generaciones futuras es igualmente importante. Nosotros también hemos cogido el testigo de generaciones pasadas. Hombres como Donald Watson colocaron unos cimientos que nosotros hemos heredado y aprovechado, y sin ellos nuestro trabajo sería aún más complicado de lo que es.

    Saludos.

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    1. Gracias, Igor.

      La verdad es que no tengo ni idea de lo que ocurrirá en el futuro. Las previsiones suelen ser, casi siempre, como las encuestas. Nunca aciertan plenamente. Lo que está muy claro es que si no dedicamos ya ahora nuestros esfuerzos a la difusión del veganismo entonces el futuro para los demás animales se prevé terrorífico. No muy diferente de lo que es en el presente.

      No estoy seguro respecto de eso que dices de que la abolición de la esclavitud humana implicó violencia o guerras. Me parece que no fue así exactamente. Por ejemplo, la guerra civil en los Estados Unidos no fue por causa de la esclavitud o en contra de la esclavitud, aunque mucha gente así lo crea. Los estados del sur se unieron para separarse del resto de la unión por entender que el gobierno federal no atendía a sus peculiares necesidades, dado que el contexto económico y social de esos estados era muy diferente de los del norte. La abolición legal de la esclavitud que promulgó Lincoln en plena guerra civil fue más una táctica bélica que un convencimiento moral.

      http://www.emagister.com/curso-guerra-secesion-norteamericana-documentos-conflicto-1861-1865/guerra-civil-estados-unidos-causas-1-4

      De todos modos la cuestión de por qué y cómo se abolió finalmente la esclavitud humana es un tema complejo y denso, imposible de sintetizar aquí. Solamente me gustaría señalar que su abolición tuvo motivos morales, no económicos. Aunque sí es cierto que la revolución tecnológica pudo favorecer que se produjera dicha abolición. Pero algunos argumentos que afirman que la esclavitud fue una mera cuestión económica yerran profundamente.

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    2. En todo caso, yo no me opongo radicalmente a la violencia sólo porque sea inútil, inefectiva, y a menudo contraproducente, sino también porque considero que es inmoral. Todas las personas (humanas y nohumanas) merecen un respeto básico independientemente de quiénes sean o lo que hagan. Por eso me opongo a la pena de muerte o cualquier otra medida que atente contra los derechos fundamentales. La mayoría de los animalistas que he conocido son partidarios del utilitarismo y de la idea de que el fin justifica los medios. Muchos de ellos aceptarían una guerra contra el especismo. Su principal problema es que tendrían que luchar contra el 99% de la población humana. Y esa desproporción no pinta nada bien.

      De acuerdo con mi experiencia, los activistas en general no están por la labor de comprender nada que se oponga a sus propios planteamientos personales. Los activistas no son menos reacios al diálogo que la gente normal (por así decirlo). A lo mejor me equivoco, porque sólo he conocido directamente a una pequeña parte de ellos, pero lo que yo he visto (tanto en persona como a través de internet) es que ellos no se mueven por razones sino por sentimientos.

      Por ejemplo, cuando se prohibió las corridas de toros en Cataluña, se hicieron fiestas y celebraciones de todo tipo. Casi nadie reparó en que toda esa cantidad de tiempo, energía y recursos que se habían dedicado a una campaña especista que podrían haber sido dedicados a difundir el veganismo (aunque esto resulta difícil pues la mayoría de los animalistas ni siquiera son veganos). Casi nadie pareció advertir que como consecuencia de esa campaña y prohibición, se motivó una reacción contraria por parte del mundo taurino que ha conllevado, entre otras cosas, un aumento de las subvenciones públicas y una serie de protecciones legales de la tauromaquia (declarándolas bienes de interés cultural y turístico). Ahora en Cataluña son asesinados más toros que antes de la prohibión de las corridas, debido al apoyo y protección que han recibido los correbous. En los correbous no se pretende matar al toro. Pero el toro es asesinado luego, en el matadero. Aunque ya sabemos que a los antitaurinos sólo les molesta que eso se haga en público, y no a puerta cerrada.

      El problema en nuestra sociedad no es menor que el problema que hay dentro del propio ámbito animalista. Pero hablar sobre esto daría en general para otro ensayo. O para un libro (leer "Lluvia Sin Truenos" de Gary Francione es una de las mejores maneras de entender lo que está pasando en el animalismo).

      Muchas gracias por aportar tus reflexiones.

      Un saludo.

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    3. Hola Luis.

      Bueno, antes de nada quisiera aclarar que bajo ningún concepto pretendía hacer apología de la violencia. Espero que mis palabras no lleven a semejante confusión puesto que soy un acérrimo defensor del principio de “no-violencia”. La hipótesis que he lanzado sobre la posible situación futura es, como bien dices, pura elucubración por mi parte y lo he tratado de manifestar como un temor por encima de todo.

      En cuanto a la abolición de la esclavitud humana, naturalmente que enfrentamientos como la Guerra de Secesión estuvieron motivamos por otros aspectos, pero sigo considerando que la esclavitud sí fue uno de ellos. El propio enlace que has puesto simplemente trata de analizar esos otros aspectos, pero en ningún caso menciona que la defensa de la perduración de lo que los estados confederados denominaban “La Institución” no fuera uno igualmente importante. Dice que las causas de aquella Guerra Civil fueron “de raiz más económica que política”, pero es que precisamente la abolición de la esclavitud ponía en peligro la base económica de los estados del Sur, que dependían en gran medida de la producción de materias primas que a su vez estaban conformadas en base a la mano de obra esclava.

      En Sudamérica también se dieron enfrentamientos. Los colonos españoles teóricamente llegaban allí con la misión de explorar las tierras y llevar la “civilización” y la fe católica a aquellas gentes. Sin embargo, pronto se dieron cuento de la riqueza de aquellas tierras y quisieron explotarlas, para lo cual no había nada más fácil que emplear a esclavos nativos que las conocían a la perfección. Hombres como Bartolomé de las Casas denunciaron aquella situación y, habiendo sido la propia reina Isabel siempre contraria a dicha práctica, se empezaron a dar enfrentamientos, no sólo con los nativos, sino entre los propios españoles. Y qué decir de las colonias europeas en África. Aún cuando los países a los que pertenecían habían abolido ya la esclavitud, el tráfico de esclavos seguía siendo el comercio principal en las regiones en que se practicaba. Nuevos enfrentamientos.

      Que todo esto tenía un trasfondo económico. Pues sí, pero eso ya lo dije en mi primer comentario.

      En lo que no estoy en absoluto de acuerdo es en lo de que Abraham Lincoln no tuviera un verdadero convencimiento moral con respecto a la abolición de la esclavitud. Sus biografiás lo describen como un hombre sensible y muy preocupado por este tema desde muy temprana edad. Y, dicho sea de paso, también sensible al trato que se daba regularmente al resto de animales. Aún siendo un joven y alejado todavía de la política, llego a escribir un trabajo que criticaba el maltrato con que se les trataba habitualmente.

      Un saludo Luis.

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    4. Hola de nuevo, Igor.

      Nunca tuve intención de sugerir que apoyaras la violencia en modo alguno. Lo que entendí de tu comentario fue que considerabas que la existencia de violencia ha sido habitual a lo largo de la historia siempre que han ocurrido conflictos de cierto calibre. En efecto así ha sido. Lo que a mí me interesa más que nada es plantear si la violencia es moralmente aceptable o cuestionar que sea útil. Dos puntos muy diferentes, aunque algunos, como los partidarios del utilitarismo (y por eso se llaman así), crean que se reducen a lo mismo. Yo pretendo difundir la idea de que la violencia ni es aceptable ni nos conduce a lograr nuestros objetivos. Y que existen otras maneras más éticas y más inteligentes de solucionar los problemas.

      Como ya señalé anteriormente, la cuestión histórica de la abolición (legal) de la esclavitud en la época contemporánea me parece un tema especialmente complejo. Y no existe un consenso acerca de por qué llegó a ocurrir tal cosa. Es decir, podría perfectamente no haber ocurrido. Algunas tesis se basan en que todo se debió principalmente a factores económicos. Pero otras, que son las que yo comparto, explican que los ideales de justicia y los movimientos sociales que los apoyaban (ya fuera de manera individual o colectivo) encarnaron el motivo decisivo que consiguió que la esclavitud fuera prohibida en la sociedad occidental, y por extensión, en el resto del mundo.

      He pensado dedicar una entrada en el blog a esa cuestión específica y cómo se puede aplicar al actual movimiento abolicionista vegano.

      Por último, aclaro que mi comentario sobre Lincoln no fue gratuito o mera suposición. Me baso en lo que él mismo dijera con sus palabras. No voy a poner ningún enlace porque prácticamente todos los historiadores que tratan sobre su vida política relatan y coinciden plenamente en ese punto. Como estadista, lo más importante para Lincoln era el mantenimiento de la Unión. Y todo lo demás debía estar supeditado a ello. Si mantener la institución de la esclavitud hubiera sido necesario para preservar la Unión entonces Lincoln habría apoyado que siguiera existiendo. Y aunque no es mi intención enjuiciar o debatir sobre los actos de Lincoln - pues creo que ese tema sobrepasa la temática de este blog - no lo considero precisamente mi modelo a seguir sobre lo que debería ser un político. Y es que una cosa es Lincoln entendido como símbolo y otra diferente es el Lincoln real.

      Un saludo.

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    5. Hola otra vez Luis.

      He leído varias biografías de Abraham Lincoln y la verdad es que no he llegado a extraer las mismas conclusiones que tú, pero como dices, todo esto se desvía del asunto de tu artículo y del foco del blog, así que será mejor dejarlo aquí. Además, tampoco creo que nos condujera a nada.

      En lo que sí estamos totalmente de acuerdo es que la violencia (verbal o física) no puede ser moralmente aceptada y que es totalmente contraria al principio vegano.

      Aprovecho también para desearte unas felices fiestas.

      ¡Un abrazo!

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  2. No podría estar más de acuerdo, Luis. El veganismo es paz, y no deberíamos tratar a los otros humanos con violencia, porque ésta siempre es mala. Esa es otra de las incoherencias del movimiento animalista, si nos quejamos de la violencia que cada segundo sufren los animales no-humanos ¿cómo podemos usarla para crear "conciencia" en humanos?. Simplemente está mal y es bastante inútil.
    Gracias a blogs como el tuyo(y a libros, videos, etc) es que aprendo todos los días e intento reducir mis errores a la hora de defender a los animales. Es que cuando comencé con todo esto decía que tomar leche de animales no es natural, que los cazadores de ballenas son unos malditos, que la tauromaquia es una tortura, etc, etc, etc. Aunque claro, cambié radicalmente mi mente en los últimos meses (y lo sigo haciendo) y los cambios siempre han sido difíciles y me cuesta adaptarme a ellos a veces pero se que es lo mejor. (:

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    1. Muchas gracias por tu comentario, vero.

      A pesar del tono quizás un poco pesimista o negativo que puedan tener mis expresiones, sé que hay muchas personas y activistas como tú que entienden que hay un profundo y grave problema en el seno del movimiento animalista y que no tienen miedo de reconocer sus errores y de intentar corregirlos. Si el movimiento animalista (sus activistas) tiene el objetivo de cambiar a la sociedad, antes debe cambiar él mismo. Debemos todos reconocer nuestros errores y adoptar un nuevo enfoque, acorde con los principios que decimos defender.

      Un saludo.

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  3. Por la paz?? mucho más que eso...

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    1. Creo que en la lectura se puede comprobar que el término paz es usado como sinónimo de noviolencia. Y la noviolencia a su vez es sinónimo de ética. Esto es, la ética en esencia consiste en vivir nuestra vida respetando a los demás individuos y sus derechos. Entiendo que no hay nada más allá de esto en términos morales.

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  4. Hola, Luis:

    Ante todo quiero aclarar que mi comentario tiene como objetivo, como tú dices en otra entrada de otro blog, discutir acerca de un tema con el fin de encontrar una VERDAD.

    Vengo leyendo varias entradas de este blog y me parecen de un rigor admirable, pero en ésta encuentro algunas cosas que me dejan con dudas. No tengo base filosófica, pero intentaré explicarme lo más lógicamente que me sea posible.

    En el artículo se dedican algunos párrafos a explorar esta idea:

    "- Si eres violento con otro humano “en nombre de los animales” estás precisamente viendo al humano como un medio para un fin, siendo este fin la supuesta “liberación animal”"

    ¿Es posible que estés utilizando un argumento irrefutable? ¿Todas las acciones tienen un fin? Bueno, no me interesa este debate, sólo el detalle de que plantees que el medio para llegar al fin de la "liberación animal" es el humano oponente a esa liberación. Pero el medio en este contexto sería más bien la violencia. Los humanos oponentes son un obstáculo a salvar para conseguir el fin de la liberación animal. Otra cosa es que haya maneras de salvar obstáculos más inteligentes que la violencia, o mejor: correctas. O incluso fines más adecuados que elegir.

    De todas formas la frase inicial de Martin Luther King, sacada de contexto, puede implicar la violencia en nombre de lo éticamente correcto. ¿Hay fines mayores que asegurar la no-violencia?

    Por otra parte, yo entiendo el pensamiento vegano como en este blog: el rechazo a la explotación de cualquier animal. Pero esta definición no incluye conflictos particulares. ¿Puede considerarse vegano alguien que sigue el veganismo en todos los ámbitos de su vida y sin embargo tiene un conflicto con alguien (cualquier persona) y acaba matándolo? Me parece un supuesto que merece plantearse, aunque no sé a dónde va a llevarme...

    Con todo esto quiero decir que un activista, y vegano, aunque sea violento, sigue siendo vegano. La explotación animal es un medio para un fin. La violencia es un medio para un fin. Son conceptos diferentes, ¿no es cierto? La explotación implica violencia, pero no al contrario.

    Por supuesto no quiero hacer apología de la violencia. Pero es muy duro hablar de resistencia no-violenta en el caso de conflictos en los que una de las partes no atienda a razones éticas, ¿no crees? Si una de las partes es violenta y la otra no, la que no lo es sucumbirá si no es muy superior en inteligencia, supongo...

    Por último, creo que para difundir y practicar el veganismo nunca se debería recurrir a la violencia porque puede ser contraproducente. La violencia da mala imagen, y creo que es importante representar la idea de correcta ética que conlleva el veganismo.

    Saludos!
    Ángel.

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    1. Hola, Ángel. Muchas gracias por tu comentario.

      Me alegra saber que ambos tenemos como objetivo conocer la verdad en sí misma. Esto nos situa en un planteamiento común que posibilita el diálogo. En cambio, con personas a las que no les importa la verdad, y que solamente desean su propio beneficio o bienestar, el intercambio de ideas no resulta posible porque partimos de principios completamente distintos.

      Creo que haber entendido someramente todo los puntos que planteas. Y me gustaría hacer algunos comentarios en respuesta. Pero si hay alguna cosa que crees que queda pendiente o que consideres que no está correctamente respondida, no dudes en hacérmelo saber.

      La tesis que se defiende en este texto es que el problema de fondo no son los humanos. No es el hecho de ser humano. El problema es el especismo. La mentalidad antropocentrista que permite y causa que explotemos a los demás animales. Por lo tanto, si reconocemos que todos los animales deben ser respetados como personas, debemos aplicar ese criterio a los demás humanos y respetarles como tales. Lo cual implica que para conseguir cambiar su forma de pensar y actuar debemos respetar su valor inherente como personas. Lo cual a su vez nos obliga a ejercer y agotar todas las vías educativas y noviolentas. Este punto todavía queda pendiente. Todavía está pendiente que surja un verdadero movimiento de Derechos Animales que tenga como objetivo primero cambiar el paradigma moral de nuestra sociedad. Así que plantear la opción violenta cuando la no-violenta todavía está pendiente resulta inapropiado e improcedente desde todo punto de vista ético.

      Por otra parte, y en relación con lo quie señalas, yo considero que si tenemos un conflicto grave con alguien y ese alguien intenta destuir nuestra vida (o la de quien esté bajo nuestra tutela) entonces en ese caso quizás estaríamos justificados en matarlo siempre que no existiera otra opción para detenerlo. Te puedo decir que no es un punto que yo tenga del todo claro, porque matar a alguien (aunque sea en defensa propia ante un agresión malvada y no exista otra opción) es violencia. Y si la ética se basa en el respeto a la persona entonces no parece que podamos justificar la violencia en ningún modo.

      [continúo más abajo]

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    2. Dices una gran verdad cuando señalas que en determinadas situaciones y contextos, resulta duro ajustar nuestra conducta a la noviolencia, cuando lo fácil es directamente recurrir a la violencia para solucionar un problema. Pero hay que tener en cuenta una cosa: lo que es éticamente justo no siempre coincide con lo que es práctico o lo que es cómodo. A veces puede resultar que ni siquiera coincide con lo que es útil o necesario para sobrevivir. ¿Qué es lo justo ante este dilema: ser víctima de la violencia o ser perpetrador de la violencia? En contra de toda nuestra intuición, el razonamiento moral parece indicar que lo justo es ser la víctima, antes que ser el criminal. Aunque esto no concuerde con nuestros instintos y deseos. Pero es que los instintos y los deseos no establecen lo que es éticamente correcto.

      En realidad, la noviolencia no es un fin. La noviolencia es un principio. Creo que es importante no confundir ambas categorías. Un principio quiere decir que es la base de la que debe partir cualquier pensamiento o acción. Otra cosa es hasta qué punto podemos practicar de manera efectiva dicho principio o ser coherentes con él. Pero la noviolencia no es un fin. No es un estado final de cosas que tratamos de alcanzar, como sería la felicidad o el bienestar. Sino que es un criterio del que debemos partir al comienzo de cualquier iniciativa. Podemos hacer muchas cosas, pero si lo que hacemos no es coherente con la noviolencia entonces debemos dejar de hacerlo y cambiarlo por algo qué sí se ajuste al ideal de la noviolencia.

      Estoy plenamente de acuerdo contigo en que la difusión y práctica del veganismo no debe estar relacionada nunca con la violencia en forma alguna. No sólo porque resulta inútil y contraproducente respecto del objetivo de conseguir una sociedad que acepte el veganismo como paradigma moral. Sino también porque es moralmente incoherente. El veganismo es un corolario del principio de la noviolencia. Yo defiendo el veganismo y rechazo la explotación animal precisamente porque me opongo a la violencia como forma de vida.

      Te mando un saludo.

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  5. Hola Luis:

    Gracias por tus aclaraciones. He resuelto más de una duda, y me ha servido para plantearme otros puntos de vista. Por ejemplo, creo que mi concepción de noviolencia iba asociada a pasividad cuando en realidad implica más bien lo contrario.

    Yo desde hace tiempo me hago la pregunta de que debe haber algo en común a todas las injusticias que se cometen en la actualidad, contra individuos human@s o de otras especies. Al releer la parte en que hablas de la noviolencia como un principio (en tu comentario), me he dado cuenta de que quizá la respuesta está ahí.

    Otra entrada de este blog acerca de la noviolencia está encabezada por la frase "la no violencia es el más alto deber" (¿debe ser de algún escrito de Gandhi, verdad?). Si ninguna relación, por lo menos en la que intervenga un humano, estuviera basada en la violencia, entonces por ejemplo el veganismo sería norma, las mujeres disfrutarían sus derechos en Oriente Medio, etc.

    ¿Debemos intentar difundir una educación vegana o una educación de la noviolencia? En el último caso, incluye al veganismo, pero también incluye comportamientos justos para otras causas injustas, ¿no es cierto?

    A veces me lío al expresarme y, tal y como lo expones en tu comentario, me parece muy claro que la no-violencia es un principio por el que deberíamos regir nuestras acciones si queremos un mundo justo, y no un fin. Pero sí es un fin intentar conseguir que los demás se guíen por ese principio. Aquí es donde entra en juego la educación. Aunque no estoy seguro de que todos los seres humanos queramos un mundo justo, la verdad...

    Pero vivimos en la cultura de la violencia, donde ésta no sólo está aceptada, institucionalizada y legalizada, sino que en más ocasiones de las que creemos, está además PREMIADA. Todo esto fortalece las acciones violentas. Si nos ponemos a pensar encontraremos muchos ejemplos de que esto es así.

    Y a partir de aquí no me queda más que pesimismo hacia un futuro peor que el presente. Lo cual no va a impedir que yo actúe siempre de manera justa según mi entendimiento, por supuesto.

    Creo que el fondo de la cuestión (quizá lo que voy a decir lo he sacado del texto de Jean-Marie Muller que recomiendas en otra entrada), radica en los deseos e instintos que cada uno no reprimimos cuando son injustos para otr@s. Pero si l@s human@s no reflexionamos, individualmente, no hay nada que hacer. La re-educación que supone aceptar los principios del veganismo pasa por el autoconvencimiento de que se desea un mundo justo y para ello hay que actuar.

    Nadie a quien preguntemos responderá que no quiere un mundo justo, sin embargo poca gente actúa en consonancia. Prácticamente toda la cultura de los medios de comunicación de masas apoya la violencia, con lo cual me imagino que va a ser una lucha lenta, desigual... e incierta.

    Pero ánimo!
    Un saludo cordial.

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  6. Luis, me has hecho entrar a un mundo desconocido a pesar de ser vegana; un mundo al que quiero permanecer para siempre......

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    Respuestas
    1. Gracias, amanda.

      Creo que entiendo a lo que te refieres. Yo he aprendido muchas cosas después de hacerme vegano y sigo aprendiendo. Lo mismo que me motivó a dar el paso me ha hecho también abrir mi mente a interesarme por cuestiones que hasta entonces ignoraba o marginaba. Ser vegano implica tener que aprender muchas cosas (nutrición, filosofía, activismo,...). Al contrario de lo que se pueda pensar, no es algo que te limite sino que te enriquece como persona, a pesar del contexto especista en el que vivimos. Pero este contexto se puede, y se debe, cambiar. En este blog intento compartir información y conocimiento, y dialogar con otras personas, para que todos sigamos aprendiendo y mejorando poco a poco cada día.

      Te mando un saludo.

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