7 de septiembre de 2011

Un planeta para todos los animales




El filósofo Peter Singer ha aprovechado el reciente estreno de una película de éxito para publicar un artículo titulado «Un planeta para todos los simios» en el que elogia y promueve una iniciativa llamada Proyecto Gran Simio (PGS). La cual busca el reconocimiento legal de derechos fundamentales a otros primates que no son humanos.

Esa iniciativa [PGS] que defiende que se reconozca y se otorgue derechos a otros primates, aparte de los humanos, fundamenta su argumento en la semejanza de éstos al ser humano, especialmente en lo que se refiere a sus capacidades cognitivas. Entiendo que esta iniciativa es errónea principalmente dos razones.

La primera es que reivindicar los derechos de unos animales concretos de una sola especie, y no los de todos, es una discriminación injusta. Sería como defender solamente los derechos de las mujeres blancas, debido a que se parecen más los hombres blancos, e ignorando al resto de mujeres por no ser blancas.

La segunda es que defender que a otros animales se les reconozcan sus derechos basándonos en su cercanía a nosotros, los seres humanos, es un enfoque claramente antropocéntrico. Esto es erróneo. La razón por la que los demás animales merecen derechos no es porque se parezcan a nosotros, los humanos, sino porque poseen la capacidad de sentir. Y esta capacidad no es exclusiva sólo en los humanos ni tampoco en los otros primates.

Contamos con claras evidencias acerca de que los animales con sistema nervioso centralizado pueden igualmente sentir, son seres conscientes, y esto significa que tienen intereses: vivir, no ser dañados, disfrutar de su vida. Intereses que debemos respetar del mismo modo que deseamos que esos mismos intereses se respeten en nosotros.

De acuerdo a estas razones, entiendo que dicha iniciativa no supone en verdad abrir una brecha en el prejuicio del especismo sino que en realidad lo que consigue más bien es reforzarlo. Todas las víctimas del especismo deberían ser tenidas en cuenta en igual consideración dado que todas ellas son víctimas de una misma opresión.

Habría una tercera razón, de carácter secundario, y es que esta iniciativa se apoya también en la idea de que debemos dar derechos a los primates porque se encuentran en peligro de extinción por causa de la intervención humana.

Sin embargo, el hecho de que una especie se extinga es absolutamente irrelevante para la ética. La ética se preocupa por los individuos, no por conceptos ideados por nosotros como es el de "especie". La especie ni siente ni padece; es una mera noción intelectual. Son los individuos los que sienten y poseen intereses.

Esta cuestión de las especies de animales en peligro de extinción aparece muy a menudo en los medios de comunicación. Quienes hablan de ello con preocupación no parecen darse cuenta de que quienes se encuentran en verdadero peligro de extinción, por nuestra culpa, son los animales que van a ser matados en granjas, mataderos, laboratorios y otros centros de explotación. Todos ellos se encuentran en serio e inminente peligro de extinción, provocada por nosotros, de sus vidas.

Y el único remedio para evitar que esto siga ocurriendo es el veganismo.

Habitamos este planeta junto con miles de millones de otros animales. Debemos aprender a convivir con ellos, como nuestros iguales, en lugar de oprimirlos como esclavos. Ellos tienen el mismo derecho que nosotros a estar aquí y disfrutar de su vida en libertad.

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